El aplastante triunfo de Evo Morales en los comicios
bolivianos significa una correntada de viento fresco para la causa
latinoamericana-caribeña. Es por ello que el festejo de esta nueva reelección
de Evo resonó con fuerza en Venezuela, Cuba y cada uno de los países que
conforman la estructura del Alba. Pero también, adquirió grado superlativo el
entusiasmo, entre los cientos de miles de bolivianos que habitan en Argentina,
donde casi el 90% votó por el Movimiento Al Socialismo.
Más allá de lo altamente
simbólico que resulte haber obtenido la victoria precisamente el “Día de la
resistencia indígena”, es indudable que la misma coincide también con un
difícil momento para el continente. Un territorio en el que la escalada
imperialista contra gobiernos y pueblos que la enfrentan, está en pleno apogeo.
Evo y su compañero de equipo, Álvaro García Linera,
mostraron de esta manera tan ilustrativa (más del 61% de los votos) que para
cualquier proceso de cambio que se precie es indispensable fijar metas claras y
proceder en consecuencia. Durante los dos mandatos que gobernó el MAS y sobre
todo a partir de la realización de la Asamblea Constituyente, quedaron
definidos los puntos claves que irían a marcar el derrotero gubernamental del
nuevo Estado Plurinacional puesto en marcha. Ellos fueron: a) empoderar a
quienes habían estado, desde siempre, excluidos de las decisiones de poder, b)
recuperar la plena soberanía y terminar con la dependencia, nacionalizando los
hidrocarburos y el gas, y otros sectores de la riqueza local, destinando las
rentas obtenidas a proyectos de mayor solidaridad social, c) generar una
política económica fuerte y en crecimiento constante a pesar de la crisis
mundial. Y a la vez producir lo que muchos prometen y pocos cumplen: distribuir
la riqueza entre los que menos tienen, d) por último, Evo y el pueblo boliviano
enmarcaron el proceso revolucionario en
un rechazo ostensible al colonialismo, el capitalismo y el imperialismo,
sosteniendo la necesidad imperiosa de avanzar hacia el socialismo.
Con la manifiesta inclusión de los movimientos
sociales en sus planes estratégicos, el gobierno de Evo y Álvaro ha conseguido
garantizar el bienestar material, logrando convertir en protagonista de la vida
política boliviana a las grandes mayorías populares de obreros, indígenas y
campesinos. El otro sujeto beneficiado por el cambio en la vida política del
país, han sido las mujeres. Hasta la llegada del MAS al gobierno, ellas habían
sido protagonistas esenciales en la “guerra” del agua y del gas, pero tenían
vetada la incorporación a estructuras institucionales. Hoy, el cambio en ese sentido es radical. Las
mujeres “con pollera” son ministras, alcaldesas, y ocupan otros cargos
relacionados con el nuevo poder institucional. De allí que, mayoritariamente,
una gran parte del voto triunfante provenga de ese sector de la sociedad.
El otro aspecto a destacar de lo hecho y lo mucho
que queda por hacer está fijado en el plano regional primero y luego a nivel
mundial. Por primera vez en la historia de la Nación, Bolivia es uno de los
actores fundamentales de la integración latinoamericana y caribeña, jugando su
rol en plano de igualdad con los países rectores en la región. De igual modo
este avance se manifiesta a escala global.
La prédica de Evo, humilde y
convincente, y no por ello menos radical en el enfrentamiento con el Imperio
comenzó a ser una costumbre en cada foro internacional. Desde la batalla ganada
por el reconocimiento de la coca, en oposición a sus detractores ultra-conservadores,
hasta las acciones de solidaridad concretas del gobierno boliviano con los
países asediados por la agresiva política exterior estadounidense, como
ocurriera con Venezuela, Ecuador, Honduras, Argentina y Brasil.
Como página especial en ese aspecto,
hay que destacar la expulsión del embajador norteamericano y de la Usaid, y las
similares acciones tomadas contra el Estado Terrorista de Israel, o la actitud
inclaudicable del presidente boliviano cuando fue secuestrado junto a su avión
en Europa.
Evo le ha introducido a la pelea
latinoamericana-caribeña una impronta que prioriza la integración y la unidad
entre pueblos, pero a la vez pone el acento en un discurso antimperialista a
los efectos de que los organismos regionales como la Celac y la Uunasur,
enfrenten las presiones que sobre algunos países miembros realiza la diplomacia
estadounidense. En ese sentido, junto con los presidentes Nicolás Maduro, Raúl
Castro, Rafael Correa y Daniel Ortega, entre otros, Evo ha salido a
desenmascarar las intenciones de la Alianza del Pacífico, identificando esa
instancia como un intento de resucitar al Alca felizmente enterrado en Mar del
Plata en noviembre de 2005.
(Epígrafe: Evo Morales en sus épocas de dirigente cocalero del Chapare. 1996. Foto: JP Russell)
No hay comentarios:
Publicar un comentario