En
la mañana del 11 de febrero tres consumados golpistas publicaron en un diario
de circulación nacional un documento titulado Llamado a los venezolanos a un
acuerdo nacional para la transición. María Corina Machado, Leopoldo López y
Antonio Ledezma daban así el anteúltimo paso de la intentona golpista. El texto
de los conjurados prometía, por supuesto, paz y democracia. “Es claro que el
régimen no resolverá la crisis y que el gobierno de Maduro ya entró en fase
terminal”. Daban continuidad a la operación previa de los ex presidentes Andrés
Pastrana (Colombia), Sebastián Piñera (Chile) y Felipe Calderón (México),
quienes a su vez obraron como palanca para llevar al terreno de la opinión
pública mundial los efectos, magnificados, de la guerra económica aplicada por
la burguesía y sus mandantes durante los dos últimos años.
Pero
la operación Jericó debía completarse al día siguiente, Día de la Juventud y
aniversario de las guarimbas de 2014, que produjeron 43 muertos pero
desembocaron en ilevantable fracaso. En ese nefasto aniversario un avión Tucano
EMB 312, artillado especialmente, piloteado por el teniente renegado de la
fuerza aérea José Antich Zapata, debía bombardear Miraflores, el ministerio de
Defensa, la Asamblea Nacional, el CNE, la Alcaldía de Caracas y Telesur, entre
otros objetivos.
El
mismo jueves 12 Maduro se dirigió a la población: “el grupo de oficiales fue
financiado desde Miami y tenía orquestado grabar un video este 12 y 13 de
febrero en los actos del Día de la Juventud, levantar un avión Tucano y atacar
el Palacio de Miraflores o el lugar donde yo participara en una de estas
manifestaciones”.
Poco
después Diosdado Cabello presentó en su programa un video donde se observaba a
un grupo de militares y civiles ensayar el mensaje que pretendían grabar y difundir minutos antes del ataque
aéreo. “Quiero darle las gracias a los oficiales jóvenes, a los organismos de
inteligencia porque le pudimos hacer seguimiento a esta intentona golpista”,
explicó Maduro. “Los grupos fascistas que promueven planes golpistas contra la
Revolución Bolivariana serán derrotados por la conciencia y la movilización
popular de nuestra gente”, agregó. El Presidente también informó que el año
pasado fueron capturados varios oficiales que actualmente se encuentran
privados de libertad por pretender promover un golpe de Estado y un gobierno de
transición, en el que nombrarían a un presidente, vicepresidente y ministros.
En esos momentos ya estaban detenidos 10 oficiales activos y en situación de
reserva, mientras que otros tres habían logrado salir del país. El 15, el
embajador venezolano en Panamá informó que uno de ellos, el teniente Eduardo
Figueroa, había sido localizado en ese país y ya se realizaban los trámites de
extradición.
Inmediatamente
el ministro de Defensa Vladimir Padrino López ratificó el incondicional apoyo
de la Fuerza Armada al presidente Maduro y la Revolución Socialista
Bolivariana. La totalidad del Alto Mando militar respaldó esa declaración, en
presentación pública. Al mismo tiempo, contingentes obreros salían de sus
fábricas a respaldar al gobierno y se producían manifestaciones de apoyo a lo
largo del país.
El
zarpazo fracasó, pese a que a los golpistas no les faltaban puntos de apoyo
importantes, además de la plataforma en Washington. El diplomático alemán Jorg
Polster había publicado una carta el 5 de febrero alertando a ciudadanos
alemanes dado que podrían repetirse “acontecimientos como los que comenzaron en
la primavera de 2014”. Proponía acumular alimentos para dos semanas, agua,
baterías y radios porque supuestamente no habría electricidad ni acceso a
internet.
No
es que estuvieran mal informados. Es que la Revolución desbarató una vez más
los planes golpistas.
Resulta
escandaloso que los medios de difusión capitalista callaran absolutamente
frente al intento fallido. Esperaban lo contrario y quedaron paralizados. La
mismísima portavoz del Departamento de Estado declaró que su gobierno estaba
pronto a apoyar “la transición pacífica y democrática”. Confesión de culpa
hecha por pura torpeza y desinformación de lo que estaba ocurriendo. Días
después, cuando reaccionaron, siguieron la línea dictada por el portavoz del
gobierno estadounidense Jen Psaki y optaron por burlarse de la denuncia de
Maduro, calificándola de falsa. Pero no sólo hay 17 prisioneros que ya
confesaron y continúan dando información. Existen videos, fotos, planos y
documentos que avalan los hechos.
Una
vez más se hizo patente el compromiso profundo del pueblo venezolano con la
Revolución Socialista Bolivariana; la unidad sin fisuras de la Dirección
Revolucionaria Político-Militar; la capacidad de los organismos de inteligencia
y la fuerza potente de las juventudes civiles y militares capaces de hacer
inteligencia social e impedir el accionar imperialista.
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