El Espejo de Argentina y el Mundo

Año XX - Nº 226 (Segunda época)
Septiembre 2015

5 de marzo de 2015

Fracasaron con Cuba, fracasarán en Venezuela



Otra vez la Inteligencia venezolana logró abortar la intentona ultraderechista que incluía la participación de militares ligados a la Fuerza Aérea. Pero es evidente que quienes conspiran en las sombras y reciben cobertura económica desde el exterior lo van a seguir intentando y de allí la necesidad de que la solidaridad internacional se mantenga en alerta permanente. El acoso que hoy está sufriendo la Revolución Bolivariana lleva el sello característico de los planes subversivos generados por el gobierno de Estados Unidos.
La escalada actual se da en un momento internacional complejo por donde se lo mire, pero a diferencia de aquellos años en que otra Revolución, la cubana, estaba dando la batalla en solitario, hoy existe una Latinoamérica-caribeña que ya no se considera patio trasero de ningún imperio.
Este nuevo intento golpista incluía guarimbas, una proclama anunciando un gobierno de transición leída por el ahora detenido general Oswaldo Hernández y, por último, el magnicidio a través del bombardeo del lugar exacto donde el Presidente iba a participar de la Marcha de la Juventud. Como epílogo, más temprano que tarde, primero Washington y luego otros países tradicionalmente hostiles al mandato chavista reconocerían a los criminales.
Los ataques arreciaron el pasado 2 de febrero, con el anuncio de nuevas sanciones por parte del Senado norteamericano y prosiguieron el 8 del mismo mes, cuando el general Vincent Stewart, director de la Agencia de Inteligencia del Departamento de Defensa en Estados Unidos, anticipó, en una comparecencia ante la Comisión de Asuntos Militares de la Cámara norteamericana de Representantes, que Venezuela enfrentará “protestas masivas” en los meses previos a las elecciones legislativas previstas para este año.
Tampoco sorprende a nadie que el “operativo desgaste” incluyera todos estos meses la guerra económica, organizada por una burguesía parasitaria que provoca desabastecimiento (a una escala rayana en la criminalidad), especulación financiera con el dólar como buque insignia, y la amenaza latente de nuevas y violentas protestas, preanunciadas por las redes. Arropando ese escenario, juega un papel fundamental el terrorismo mediático nacional e internacional, falseando la realidad.
A pesar de todo ello los ataques hacia Venezuela están destinados a fracasar y, por el contrario, aislarán a la nación norteamericana del mundo. Para que eso ocurra es indispensable fortalecer aún más la organización popular puertas adentro del país y seguir atizando el fuego de la solidaridad y la denuncia fronteras afuera.
En este último aspecto, cada uno de los cuerpos de autodefensa integradora que primero Hugo Chávez y ahora la actual política exterior venezolana han ido construyendo se manifiestan en los distintos puntos del continente, donde se percibe a la Revolución como propia.
Como ejemplo allí está la declaración de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio de los Pueblos (Alba-Tcp), donde se afirma que “la aplicación reciente de sanciones unilaterales por parte de la Casa Blanca contra funcionarios venezolanos es un atropello a la voluntad democrática de esa nación suramericana expresada en innumerables procesos electorales y representada en la legitimidad de su liderazgo político e institucionalidad”.
La misma respuesta surgió de la última Cumbre de la Celac, en Costa Rica, y de los Cancilleres de la Unasur, foros en que el gobierno y el pueblo venezolano obtuvieron amplio respaldo de parte de los países de la región. Sabedor de que el clima que se vive en el continente preanuncia fuerte borrasca, Evo Morales aseguró al mandatario venezolano que estaría “en vigilia permanente junto a presidentes de América Latina y el Caribe” para acompañar a Venezuela en la lucha contra la arremetida de Estados Unidos.
El otro eje de intervención solidaria son los pueblos: los millones de ciudadanos y ciudadanas del continente que al calor de la experiencia venezolana han ido recuperando, ellos también, su autoestima. Gente que sabe mejor que nadie cuánto se ha podido avanzar en estos años a nivel de inclusión del pueblo venezolano, pero que no ignora que el intento por derrocar a la Revolución Bolivariana es un objetivo de primer orden para la derecha internacional. Desde esa constatación es que abogan por dar la batalla de ideas –punto clave en esta contienda– en el plano ideológico-cultural. Y no sólo eso, sino que están dispuestos a movilizarse en cada país. Una premisa a efectivizar  en lo inmediato.
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