Venezuela
viene sufriendo una arremetida tras otra por parte del Imperio, que no se
conforma con reactivar día a día la guerra económica, y hora a hora el
bachaqueo hacia Colombia de los productos de primera necesidad, sino que
últimamente ha vuelto a desplegar en el escenario fronterizo la violencia
paramilitar. De allí la necesidad de cerrar la frontera a cal y canto para
consolidar aún más la batalla contra los grupos armados que con total impunidad
se colaban hacia el estado Táchira y otros puntos geográficos.
Es en
ese marco, también experimentado por otros países del continente, que resulta
bienvenida la decisión tomada por las naciones miembros de la Alianza
Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio de los
Pueblos (Alba-Tcp), de idear un plan de trabajo para enfrentar la arremetida
imperialista en el Sur y el Caribe, así como el fortalecimiento de la economía
regional.
Luego
del Consejo Político que la unión de países celebró recientemente en Caracas,
fue la canciller venezolana Delcy Rodríguez, quien dio lectura de los puntos
abordados durante la reunión, en la que participaron cancilleres de 11 países
miembros del bloque y el presidente de la República, Nicolás Maduro.
“En
nuestro segundo punto en la agenda, vimos el relanzamiento de los proyectos
sociales y económicos en la construcción de un modelo propio que incluya las
características de nuestras matrices productivas, de nuestro modelo de desarrollo
endógeno, dirigidos esencialmente al uso de nuestros recursos naturales para el
beneficio de nuestros pueblos”, explicó la canciller.
En la
reunión –en la que los representantes regionales debatieron acerca de las
acciones que implementarán ante la estrategia de acoso imperialista– el
presidente Nicolás Maduro insistió en que el pueblo debe prepararse para que
los intentos de conspiración se conviertan “en un factor generador de
conciencia superior” que afiancen la lucha por la nueva independencia de la
región.
El
bloque regional está integrado por Cuba, Bolivia, Nicaragua, la Mancomunidad de
Dominica, Santa Lucía, Granada, Ecuador, San Vicente y las Granadinas y Antigua
y Barbuda, San Cristóbal y Nieves y Venezuela.
Maduro
sostuvo que el Alba se ha puesto a la vanguardia en la defensa de la dignidad,
soberanía y autodeterminación de los pueblos frente a las pretensiones de
sectores de la derecha internacional de restituir el tutelaje imperial.
Es
evidente que la derecha ha puesto en marcha el “Plan Buitre”, con el que se
pretende quebrar la estabilidad de los países de América Latina para destruir
los procesos progresistas y populares que hay en el continente.
En los
últimos meses, varios gobiernos latinoamericanos han sido objetivo de los
denominados “golpes blandos” o “suaves” promovidos por la derecha nacional e
internacional, que han pretendido derrocar a las administraciones
gubernamentales de líderes revolucionarios y progresistas mediante acciones
violentas en las calles, paros, guerras psicológicas y económicas.
Los
casos más emblemáticos se han dado en El Salvador, Brasil, Ecuador, Bolivia,
Argentina y Venezuela.
En los
mencionados países, sectores de la oposición han mantenido el mismo modus
operandi, definido por diversas estrategias, entre ellas, el impulso de
campañas de descrédito, desinformación, miedo; así como denuncias de presuntas
acciones de corrupción y violaciones a los derechos humanos. Tales acciones se
activaron en contra del gobierno venezolano y se expandieron hacia otros países
de la región.
Al
respecto, el presidente Maduro recordó que el asaltar el poder del pueblo a
través de diferentes vías, especialmente deslegitimando su voluntad, es la
esencia de la derecha mundial. “No les importa. Nunca le importó a la
ultraderecha, eso está en su sangre, está en su esencia”, dijo y explicó que
esa ultraderecha “es sencillamente la oligarquía con el poder político, que
cuando no lo tiene busca arrebatárselo al pueblo y cuando lo tiene lo usa
contra los pueblos”.
“Tengo
pruebas de cómo el Comando Sur ha colocado funcionarios en la embajada de
Estados Unidos en Venezuela para dirigir el Plan Buitre de sabotaje a la
economía y de violencia” contra el país.
Por
último, los países del Alba denunciaron los planes renovados del capitalismo
transnacional globalizado y del imperialismo mediante el uso de estrategias de
Guerra No Convencional para desestabilizar y forzar la salida violenta de los
gobiernos progresistas de la región, electos democráticamente por sus pueblos. Y además reafirmaron la necesidad de
fortalecer la unidad continental, la concertación y la integración regional,
para hacer frente a estas amenazas, “así como defender nuestra soberanía, la
libre determinación y el desarrollo de nuestros pueblos, basados en los
principios de la Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz,
firmada por los Jefes de Estado”.

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