Un grupo de partidos y organizaciones va dando pasos para encolumnarse tras la candidatura de Ricardo Alfonsín, haciéndolo aparecer como la cabeza de un supuesto “Frente Progresista”. Pero el candidato de la UCR no es el representante de los trabajadores, la juventud y el pueblo. Hablamos de su partido y de la clase social que representa. Alfonsín apareció en la clausura del Congreso de la CTA el 23 y 24 de marzo. ¿Quién lo invitó? Habría que aclararlo. Luego, con la pelea por cargos en Proyecto Sur, la tendencia implícita en esa ruptura desemboca en la candidatura de Alfonsín. Es lo mismo que ocurrió cuando en los 1990 la perspectiva de una Herramienta Política de los Trabajadores acabó siendo furgón de cola del Frente Grande-Frepaso-Alianza. Pero nuestra oposición frontal al gobierno no nos puede llevar a apoyar a otro con idéntica definición de clase, que promete "más institucionalidad" pero no cuestiona ninguna de las políticas que continúan atando al país al carro imperialista. Nosotros oponemos un programa de real redistribución del ingreso y de recuperación de nuestras riquezas naturales, de desconocimiento de la deuda externa fraudulenta, en la línea de la unidad latinoamericana. Por eso necesitamos una herramienta política propia. Nadie debería permitir que la lucha por cargos en la cascada de elecciones que viene aborte una vez más la conquista de ese objetivo, ni se desvíe atrás de discursos que mienten por igual, sea levantando la vacía bandera de la institucionalidad republicana, sea incorporándose al G-20, negándose a integrarse al Alba o dejando a un costado la lucha por las transformaciones económicas, sociales, políticas y culturales que Argentina reclama sin postergación posible.
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