El Espejo de Argentina y el Mundo

Año XX - Nº 226 (Segunda época)
Septiembre 2015

18 de mayo de 2011

Carácter

Los bueyes doblan la frente,
impotentemente mansa,
delante de los castigos:
los leones la levantan
y al mismo tiempo castigan
con su clamorosa zarpa.


No soy de un pueblo de bueyes,
que soy de un pueblo que embargan
yacimientos de leones,
desfiladeros de águilas
y cordilleras de toros
con el orgullo en el asta.
(Vientos de pueblo; fragmento)
Miguel Hernández



Definitivamente: no somos un pueblo de bueyes que doblan la frente, impotentemente mansa. ¿¡Pero cómo hacer para recuperar el carácter recto y valiente!? ¿¡Cómo impedir que la constante degradación a la que nos someten las clases dominantes y sus partidos, gane espacio entre nosotros y nos haga parecernos a ellos!?

El carácter de un pueblo no es permanente. En momentos difíciles, el ejemplo de uno puede mucho para todos. El ejemplo de muchos... puede más. Y esto vale para realizar nuestra historia de leones como para retroceder a la condición de buey.
Está a la vista la degradación de los de arriba. Pero no es tan visible la bravura ejemplar desde abajo.
No es con voces plañideras y apelaciones a la debilidad como se forja el carácter de un pueblo capaz de pelear por el futuro. No es con la omisión, el cálculo mezquino, la aritmética electoral por toda ciencia y las pantuflas en el rincón esperando por si acaso.
Digámoslo de otro modo: no es mendigando votos como se agudiza la inteligencia y se acera el coraje de millones.
Usted compañera, usted compañero, sabe de qué hablamos.
"Moral y luces", pedía Bolívar como principal necesidad hace casi dos siglos. ¡¡Hay tantos en nuestras filas con ambos valores!! Que nada los frene. Que nada los desvíe. Es la hora

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