Estafadores de todos los tiempos alborotan hoy desde radio, tv, diarios y revistas, por el desfalco cometido en torno a la construcción de viviendas para desposeídos.
Quienes robaron un país, quienes convirtieron Argentina en una semicolonia primero y después lo empobrecieron hasta el escándalo, claman ahora como caimanes por el robo de dineros públicos.
Sin decirlo, es el programa que proponen para ser votado el 23 de octubre próximo: entre ladrones de prosapia y carteristas advenedizos, hay que elegir a los primeros, porque saquean con estilo y "guardan las instituciones" del capitalismo.
Callan entre otras cosas que participan con el actual oficialismo del vaciamiento tradicional: no condenan que el gobierno haya pagado más de 50 mil millones de dólares de fraudulenta deuda externa. No condenan el robo de nuestras tierras, mares y subsuelos. Callan que participan en la subordinación al G-20 y el desprecio al Alba. Y en tantas otras cuestiones vitales en las que tienen acuerdo esencial, como la ley electoral, para poner sólo un ejemplo.
Ni unos ni otros podrán cambiar la trascendencia histórica de la lucha simbolizada en los pañuelos blancos. La estafa no consiste en robo de dinero por parte de Madres de Plaza de Mayo, que además tiene diferentes fracciones. La apropiación ilegal de dineros públicos es cosa de un grupo, compuesto por segmentos de la Fundación creada a tal efecto en la Asociación Madres de Plaza de Mayo, asistidos por funcionarios públicos que cumplían una doble función: cooptar el símbolo de una lucha cargada de glorias y, de paso, embolsar cantidades obscenas de dinero.
Igualados con los hipócritas censores de hoy, ellos son los estafadores. Los estafados somos quienes luchamos, desde hace décadas, por "aparición con vida", "verdad y justicia", "juicio y castigo". Los estafados somos quienes vimos con asco que a un personaje como el actual ministro de Economía, engranaje del sistema de saqueo imperialista durante el mismo período en el que luchamos junto al símbolo de los pañuelos blancos, se lo identificara como representante de nuestros desaparecidos para defenderlo como candidato a la jefatura de gobierno de la ciudad de Buenos Aires.
¡¡Qué vergüenza!! ¡¡Qué inmoralidad!! ¡¡Utilizar el sacrificio de tantos para poner a la juventud en manos de una camarilla de inmorales capitalistas!! ¡¡Deshonra eterna para quienes cometieron esta estafa!!
El enemigo logró cooptar y destruir un símbolo de lucha. Pero está a la vista su fracaso rotundo en el intento de usufructuarlo electoralmente en contra de los propios pilares de ese movimiento.
El gobierno puede contabilizar una victoria a lo Pirro: vence al enemigo y se aniquila a sí mismo. Más importante aún: no puede cooptar ni destruir la lucha misma y los sedimentos que en millones de argentinos de toda condición ha dejado ese combate histórico. No puede cooptar ni destruir a las Madres de Plaza de Mayo ajenas y contrarias a esa doble estafa.
Seremos millones quienes continuaremos la lucha genuina en línea con la reivindicación de nuestros desaparecidos. No es posible producir buen acero sin dejar restos de escoria. La Historia no recordará sino como inevitable residuo a quienes por las razones que sean se hundieron en la ignominia. Y rescatará para el sitial que se merecen a las Madres comprometidas con la lucha de sus hijos contra el imperialismo y el capitalismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario