Para superar la
dispersión y el miedo
El fin del conflicto armado significó la desagregación de
las fuerzas políticas en lucha, luego de
36 años de contienda. El proceso de reagrupamiento se ha puesto en marcha, con
el objetivo de forjar la unidad y dar pelea en dos años en el plano electoral.
Los grupos confluyentes provienen del tronco de la Urng: el partido Urng; Winak
(indígena, cuyo referente es la Premio Nóbel
de la Paz Rigoberta
Menchu); Anan (Alianza Nueva Nación), sector principal de Urng, instrumento
electoral de la izquierda armada. Luego de 15 años, están las condiciones para
un reencuentro.
Conrado Martínez, militante de Derechos Humanos, sociales y
políticos, es parte e impulsor de esta propuesta de convergencia política. En una reunión de intercambio plantea
que es reciente también la conformación del Movimiento Nueva República, con
sectores jóvenes. Y sostiene que el movimiento campesino, académicos,
intelectuales, organizaciones de mujeres, pueden encontrar cauce común para
intervenir dentro de dos años. Un eje aglutinante es la adhesión al proceso de
América Latina, aunque no existe aún una Plataforma programática única, es un
límite y un signo de pobreza política que los acuerdos se ciñan a los cargos. Pero se
trabaja en dirección al debate profundo.
El Estado
guatemalteco es racista, discriminador, opresor y militar. La política es 100%
neoliberal, con ineptitud y altísimos grados de corrupción. Las policías
privadas de ex miembros del ejército son el poder y el gran negocio de las
armas es estructural a la conformación de ese poder. El actual presidente Otto Pérez Molina ganó
por los centros urbanos. En la población indígena el descontento es cada vez
mayor.
La Universidad (Usac),
otrora combativa, está atravesada por la corruptela y el academicismo. El plan
para destruirla comenzó en 1973: aniquilar su sentido socio- político y quitarle
su financiamiento. Los “orejas” (servicios) se infiltraron en los claustros,
primero en la Facultad
de Derecho. Los abogados que defendieron ahora al dictador general Efraín Ríos
Montt (G2) son el resultado de esa operatoria. Es probable que él se muera
antes de la condena, pero hay otros procesos judiciales que siguen. Es preciso
recordar que el 50% de los desaparecidos fueron estudiantes. El ejército llenó
las aulas con los “abogansters”, verdaderas mafias.
El racismo
es brutal, con un 60% de población indígena. De eso se está saliendo. Y vale
señalar que siempre hubo levantamientos indígenas. Además del racismo, la
discriminación, el clasismo profundo se hunde en las raíces sociales.
Guatemala
produce azúcar (predomina capital nacional), café, oro; en este caso las
empresas son canadienses e implementan la minería a cielo abierto. En el caso
de la energía la inversión es transnacional y de China.
La defensa
del territorio es uno de los pilares de la labor en Derechos Humanos, del medio
ambiente, donde se registran ejecuciones de dirigentes y militancia. Para que
esto sea posible, hay una plena connivencia de las policías privadas y las
empresas. Al mismo tiempo el poder promueve toda forma de límites e
impedimentos para la organización de los trabajadores. En las comunidades, son
habituales las órdenes de captura, el enfrentamiento es muy duro en las zonas de
las mineras (Occidente), la línea es la criminalización de la protesta,
detenciones y asesinatos, el despojo de las tierras con la muerte de sus
dirigentes. A veces la desesperanza golpea, la reacción popular no está acorde
a lo que sucede, pero existe. Durante cinco años se luchó contra una planta
cementera enorme; igual la hacen pero la pelea deja experiencia. El hecho más
notable del momento es que está en construcción esa fuerza política necesaria:
un partido.
Julio de 2013
Desde Guatemala,
Adriana Albornoz, Cristina Camusso, Susana Pérez Miquel
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