Guatemala
Fragmentación, persecución a la organización sindical, son
los rasgos que junto a la impunidad y el miedo atraviesan la realidad de los
trabajadores/as y al conjunto de la sociedad guatemalteca. La oligarquía de
Guatemala embiste con toda virulencia contra los intentos de organización
sindical y el desarrollo de los movimientos de masas. La “guerra” (referida al
terrorismo de Estado) es un pasado aún presente, porque la violencia está
instalada y se respira en la vida cotidiana. El genocidio consumado por el
dictador Ríos Montt (condenado, liberado pero en una pelea que sigue), penetró
en la sociedad, en las organizaciones, en las personas. Las masacres, la
desaparición forzosa y la tierra arrasada, las estructuras paramilitares de las
Patrullas de Autodefensa Civil (Pac), el aniquilamiento de las comunidades
mayas, configuraron una acción represiva
sistemática para impedir cualquier rearticulación popular. Fue una política de
Estado. La contrarrevolución, que suele ser ubicada por muchos compañeros/as con
la caída del gobierno de Jacobo Arbenz en 1954 y la intervención armada organizada
por “los gringos”. El comienzo de “la violencia y la “guerra”, como entidades
que marcaron a fuego a la sociedad guatemalteca.
Las palabras de Arturo Mesías Ortiz secretario general de
Fenasteg (Federación Nacional de Trabajadores del Estado de Guatemala) fueron
elocuentes al explicitar, en una reunión de dirigentes de distintas
organizaciones y delegados gremiales, la naturaleza de la lucha que abordan
cotidianamente por la independencia y defensa de su clase. El encuentro
adquirió carácter de asamblea participativa, de intercambio de la situación en
Guatemala y Argentina.
El ingreso
a la sede es revelador. Las fotos del “Che” Guevara definen una pertenencia.
También el recorrido de imágenes, fotografías
y una suerte de museo de antiguas maquinarias, testimonio de la historia
de los obreros/as gráficos, el oficio de tipógrafos, las distintas tareas que
marcaron distintos momentos del sindicalismo y sus enfrentamientos.
Hay cuatro
federaciones constituidas de trabajadores del Estado y 33 sindicatos del sector
público, se había logrado conformar la unidad de acción a través de una Mesa de
Diálogo, pero la cooptación de sindicatos por parte de los partidos y del
gobierno ha sido una constante, la división es muy profunda y no se respetan
los fueros con lo cual el despido es la respuesta inmediata. En el caso de las
mujeres trabajadoras, los abusos y atropellos se multiplican.
El gobierno
actual, de derecha y militar, implementa un ataque permanente contra Fenasteg porque ha preservado su autonomía. El nivel de
sindicalización es del 2% con una expansión de la tercerización y el temor a
perder el empleo. Cuando se constituyen, los sindicatos son raquíticos y deben
priorizar las acciones legales por sobre salir a las calles por el nivel de
represalia. La decisión de evitar un choque directo con las patronales y el
gobierno se sustenta en relaciones de fuerza adversas y el temor de
compañeros/as como un elemento paralizante.
Otro tema crucial
es el clientelismo político, la obtención de la Bolsa Solidaria a cambio de la
desafiliación de Fenasteg por ejemplo, y
pasar a un sindicato manejado por el poder. Aún así, no cesa la búsqueda de
organizarse, está naciendo ahora un sindicato de la maquila, con todas las
dificultades y teniendo en cuenta que muchas se fueron a otros países que
estimaban más seguros. Pese a estas adversidades la lucha es contra la
precarización del salario, la tercerización, el tiempo parcial, el salario no
alcanza para sobrevivir.
El terror
ha calado hondo. Hoy todavía se observa a una juventud ganada por el
consumismo, no les interesa nada, solo el individualismo. Y lo peor es que al
consumo hay que sumar el alcohol, los alucinógenos, producto de una sociedad
invadida y contaminada por el narcotráfico. Esto se vive hoy aunque no se pueda
nunca generalizar absolutamente. Las estructuras de gobierno están minadas por
el narcotráfico. Como parte de su lucha, la Federación sostiene una
alianza estratégica con los movimientos sociales, sin negar que los roces y las
controversias que se suscitan. Sin coordinación, no se avanza en una
construcción.
Luego de
los Acuerdos de Paz con la Urng
(Unión Revolucionaria Nacional Guatemalteca) en 1996, el fenómeno de cooptación
de organismos y sindicatos fue masivo. No ha cesado. Fenasteg tiene una certeza;
no se puede ser parte de los gobiernos de turno.
Actualmente
se logró conformar la Comisión Nacional
del Salario para dar batalla contra la regionalización salarial. La propuesta
del gobierno y empresarios es definir el esquema de remuneración por zonas
geográficas. Otra pelea es la embestida de las transnacionales con la
flexibilización laboral, el alargamiento de la jornada de trabajo, el pago por
producción, la tercerización de ciertos servicios, los contratos a tiempo
parcial. La mentalidad patronal es colonial.
Una figura
apareció de manera firme en la reunión: el comandante Hugo Chávez, la Revolución Bolivariana,
el Alba, y el destino de unidad latinoamericana y caribeña, bajo una bandera
común de lucha: el socialismo. La magnitud del mensaje de Chávez es siempre conmovedora.
Pudo plasmar en un punto de encuentro de millones en todos los rincones de
Nuestra América. Y en el mundo, señaló un dirigente seguidor de Telesur. Sólo
es posible ver este canal por Internet, la maquinaria mediática dominante en
Guatemala es la voz del imperialismo. La necesidad de conocer y difundir la voz
de la Revolución,
de los medios que en cada país están en rebeldía, fue un reclamo y una
necesidad.
Julio de 2013
Desde Guatemala,
Adriana Albornoz, Cristina Camusso, Susana Pérez Miquel
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