Nacional
La deuda externa, ilegítima, enajenación de soberanía y
avasallamiento de la vida de nuestro pueblo está en el centro de la política
nacional. Vanos fueron los intentos por enmascarar la estafa. Ha operado y
continúa siendo el principal instrumento de fuga de riquezas del país. La Corte Suprema de
Estados Unidos tiene en sus manos definiciones clave sobre la economía
argentina. Imprescindible señalar que los resortes económicos fundamentales no
han sido tocados. Por fuera de las palabras tramposas, ese es el nudo de los
hechos.
Las cuentas
presentadas en el Presupuesto 2014 se traducen en un duro ajuste fiscal e
incremento del pago de los servicios de la deuda. De las reservas saldrán 9855
millones de dólares para el “fondo de desendeudamiento”, lo que implica pagar
deuda en divisas.
La lucha interna en el peronismo está desatada. La chatura,
mediocridad, la falta de debate ideológico y político se corresponde con la
emergencia del “localismo”, los intendentes y sus municipios ocupan lugar
preponderante. Una suerte de contienda de macropoderes con sus prácticas
mafiosas y negocios de matonismo y corrupción en el conurbano. La línea de
“lucha contra la inseguridad”, es un giro a derecha que abre la compuerta a
figuras con denso prontuario como Alejandro Granados, titular de Seguridad en
la provincia de Buenos Aires. Las internas en esos territorios no suelen
dirimirse en la calma de las Paso. Pueden abrirse situaciones de
enfrentamientos con violencia ampliada.
La
operación de recambio centrada en el intendente de Tigre Sergio Massa es
expresión de la necesidad de la burguesía y el imperialismo de fijar
estrategias a futuro. Cabe señalar que no hay figuras ni partidos con autoridad
ante la población, tampoco capaces de mantener la tan mentada “gobernabilidad”
y disciplinar a todas las fracciones en pugna. Massa cuenta con todos los
soportes económicos y mediáticos, lo cual no puede ocultar la endeblez y el
carácter efímero del invento y la vaciedad del personaje. Esta realidad se
agiganta ante la circunstancia, que debe considerarse de adelantamiento
electoral ante la previsible derrota electoral del gobierno el 27 de octubre,
anticipada en las Paso.
El
escenario político es grave, en el marco de la disgregación del oficialismo y
la fragmentación hasta ahora imparable de las fuerzas obreras y populares. La
mayoría de las izquierdas enfrascadas en los conteos electorales
electoralistas. No significa negar la importancia de la intervención electoral.
Lo que está en juego es la urgencia por definir una construcción de masas capaz
de dar vuelta la relación entre las clases a favor del capital. Si bien la
crisis de 2001 sigue abierta en todos los terrenos, las clases dominantes han
podido dar pasos e impedir hasta ahora la construcción revolucionaria.
La historia
replantea con crudeza y mayor vertiginosidad la ficción de las opciones dentro
del capitalismo. Socialdemocracia y socialcristianismo han sido una barrera
contra la Revolución. Y
al mismo tiempo brazos ejecutores de la apertura a la ultraderecha y al
fascismo. Como tantas veces han
expresado estas páginas, y que es un sentir de equipos políticos, sindicales,
sociales, de militancia y que está latente en trabajadores/as y sectores
populares de todo el país, las raíces de este cuadro decadente están en la
ausencia de una alternativa política alineada con los procesos revolucionarios
del continente, con el Alba, con definición antimperialista, anticapitalista y
hacia el Socialismo en el siglo XXI. Es posible sumar energías, historias,
experiencias hacia ese objetivo.
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