CGT, CTA, FAA y movimiento estudiantil, contra el ajuste y la entrega
El gran capital viene a la carga. El gobierno pierde la iniciativa y adopta medidas que acrecientan el descontento general. La ley de ART, el aliento a la inflación, la negativa a eliminar el mínimo no imponible para los salarios y a adoptar el 82% móvil, sumados al apriete cambiario para pagar la fraudulenta deuda externa, suma a la masa trabajadora a la protesta social. Con el 8-N las clases medias mostraron un descontento general que va más allá del gobierno e incluye a todas las fracciones de la gran burguesía y el imperialismo. La manipulación de estos sectores sólo es posible porque todavía no se ha expresado con fuerza un programa desde la clase trabajadora y el conjunto del pueblo. Ésa es la gran tarea del 20 de noviembre: mostrarle un rumbo al país.
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