Los líderes populares nunca mueren, sólo se hacen más
fuertes. Chávez, ahora, es más vigoroso que antes.
Su voz se hace más insondable. Sus palabras más elocuentes.
Sus gestos más reveladores. Sus proyectos más redentores.
La sintonía del líder con su pueblo lo hace invencible. La
muerte es también una victoria.
Porque no muere, tan solo vive de otro modo. Porque su
pueblo es el que siente y respira. El pueblo es el viviente. Él es esos otros.
Su presencia ineludible confirma el sendero marcado por la
revolución bolivariana. Es la ruta a seguir.
Chávez más robusto, sigue acompañado a todos los
injusticiados de la humanidad.
Su profecía liberadora está colmada de la esperanza
aguerrida.
No todas las muertes son iguales, menos aquellas que son
también “nuestras muertes”.
Y son nuestras cuando se trata de compañeros de andadas, de
batallas, y también de ansiedades y descansos combatientes.
Acompañamos y nos sentimos acompañados por todos y todas los
que inspiran espíritus de vida, para sentir el hálito transparente de los que
nunca mueren, porque no los dejamos morir.
No tienen permiso para morir.
Comandante Chávez, usted no tiene permiso para morir.
Movimiento Cura Vasco,
Marzo de 2013
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