Por Julio A. Louis
El Foro de Sao
Paulo tiene en su agenda próxima la expulsión del Partido Socialista de
Argentina. El FSP está conformado por más de cincuenta organizaciones de
veintidós países, incluyendo una docena que ejercen el gobierno, tales como el
Partido de los Trabajadores de Brasil, el Partido Socialista Unido de
Venezuela, el Movimiento al Socialismo de Bolivia, el Frente Amplio de Uruguay,
el Frente Farabundo Martí de El Salvador, el Partido Comunista de Cuba, Alianza
País de Ecuador y el Frente Sandinista de Nicaragua. Hermes Binner criticó al “chavismo”, apoyó a
Capriles y responsabilizó a los “gobiernos populistas” de la región por las
víctimas producidas en Venezuela.
Cuando Binner constituye el
Frente Amplio Progresista, en vísperas de las elecciones argentinas, el
principal invitado es el Dr. Tabaré Vázquez, en cuya oratoria dice no
incursionar en el panorama argentino.
Pero las “casualidades” son
múltiples, hasta el nombre adoptado por el Frente liderado por Binner.
Obviamente, el debate en el Frente Amplio promete ser intenso, aunque
difícilmente involucre a las bases.
Mientras Estados Unidos avanza en
términos económicos, diplomáticos y militares en la región (y en Uruguay en
particular) las señales del gobierno y de los principales referentes frentistas
son contradictorias. El 1º de mayo –Día de los Trabajadores- en el Quincho de
Varela (amigo y vecino de Mujica) la primera Senadora y esposa del Presidente
se sienta en el medio de los Embajadores de Estados Unidos y Venezuela en un
mensaje de amistad, diálogo y aproximación, en instantes en que la Embajadora de Estados
Unidos con astucia aparece por todas partes y se jacta que su país y Uruguay
son “socios y cómplices”. Paralelamente, en silencio han proseguido las
conversaciones para la renovación del Convenio Militar de 1953 (en plena Guerra
Fría), el que empieza a hallar obstáculos en las bases del Frente Amplio y en
las organizaciones de masas. Y Uruguay se convierte en miembro observador
deseoso de ser pleno del Acuerdo del Pacífico, una reedición reducida del
rechazado Alca.
Por su parte, el Dr. Tabaré
Vázquez –ungido entre bambalinas por los partidos y movimientos mayoritarios
como el futuro candidato a la
Presidencia- posterga una entrevista con el visitante
presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, porque es partícipe de una actividad
en la Universidad
del Opux Dei junto a lo más conspicuo de la reacción, de una jornada
“académica” de lucha contra el “aborto”. La suya es una de las tantas señales
tolerada sin ser denunciada por la dirigencia frenteamplista: su
hipotético gobierno no será de izquierda, acordará con Estados Unidos
contribuyendo a agrietar el Mercosur, y en suma, hará lo que quiera
prescindiendo del programa de su fuerza política.
No es de extrañar que hayan
comenzado a actuar movimientos “orejanos” tales como Frenteamplistas por un
Debate Programático y Frenteamplistas por Candidaturas Múltiples que exigen
profundizar el programa de gobierno, enfrentando a las estructuras de poder
intocadas- y presentando candidatos
acordes a ese programa. Esa izquierda heterogénea en su composición etarea,
ideológica y de clase, a su vez vislumbra con claridad los riesgos de
encorsetarse y convertirse en otra pequeña secta como ya lo es la Asamblea Popular.
Desde Uruguay
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