Cristina Fernández hace acuerdos electorales con Menem, Saadi, Rico y Barrick Gioja Gold. En paralelo Ricardo Alfonsín teje alianzas con De Narváez y una caterva de partiditos fascistas del interior. No reparan en medios para llegar a sus fines: controlar el gobierno en beneficio del capital. Idénticos en su avidez y falta de escrúpulos, sea cual sea la proporción final entre el PJ y la UCR, ambos tendrán más de ocho de cada 10 votos. Eso ocurre desde la recuperación de la constitucionalidad. Al compás de ese intercambio, el país se hundió. Continúa hundiéndose. UCR y PJ, camuflados ayer como Alianza, luego como Frente para la Victoria, ganan para la burguesía y el imperialismo elección tras elección. Sólo que ahora deben asociarse a la luz pública con asesinos y ladrones que antes mantenían en el placard. El sistema cae a pedazos. En los innumerables comicios hasta que acabe la presidencial, no está en juego el rumbo del país, sino el peso de cada sector burgués en el reparto de la riqueza nacional. Resta saber si en medio del carnaval electoral, entre mentiras y tramoyas, trabajadores y juventudes tendrán o no la capacidad para cimentar una alternativa propia. No será fácil: reformismo y ultraizquierdismo obran como tenaza. Se trata de buscar el mal menor o afrontar la realidad. Allí está la verdadera elección. Usted decide.
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