El Espejo de Argentina y el Mundo

Año XX - Nº 226 (Segunda época)
Septiembre 2015

18 de mayo de 2011

En la nota Gatos con liebres el Director de Le Monde Diplomatique nos mete el perro

Por Víctor Mendibil
Debate: en una extensa carta cuya primera parte se reproduce aquí, el secretario general de la Federación Judicial Argentina y también dirigente de la CTA, responde a un artículo publicado en el que se afirma que hoy en Argentina "las clases sociales son más un mito urbano que una realidad".



Desde una supuesta postura progresista y, en todo caso, proclive al actual Gobierno Nacional presidido por Cristina Kirchner, el periodista José Natanson escribe una editorial en el periódico Le Monde Diplomatique de abril, titulada Gato con Liebre, en la que nos mete el perro.
En efecto, el mencionado periodista pretende dictar cátedra sobre historia sindical, modelo sindical y realidad actual del movimiento sindical a pesar de su escaso sino nulo conocimiento sobre el tema. Pero, eso sí, pretendiendo que sabe y tratando de hacernos creer que sabe, es decir, metiéndonos el perro.
Veamos:
1. En primer lugar, lo que nos asombra de la nota de Natanson es cómo pretende hacer un análisis desde un supuesto progresismo con categorías y marcos teóricos típicos del neoliberalismo. “Quizás alguna vez hayan existido, pero hoy –Argentina, 2011-, dice el periodista, las clases sociales son más un mito urbano que una realidad.” ¿No suena a los dichos del viejo Alzogaray y su hija, o a los de Marianito Grondona, Domingo Cavallo o, allende las fronteras, al Fracis Fukuyama del fin de la historia?
Este punto de partida reaccionario de la nota de Natanson desnuda de entrada el enfoque que va a desarrollar y que trataremos de explicar y refutar aquí, en breves palabras.
No hay que ser necesariamente marxista ni de izquierda para reconocer la existencia de la lucha de clases en nuestro país (y en el mundo, claro). Es más, es imposible analizar cada uno de los hechos de la vida cotidiana de los argentinos sin recurrir a esa realidad.
Sin ir más lejos, la puja redistributiva, aquella de la que tanto habló y habla el gobierno, la inflación galopante –de la  que no habla el gobierno-, la lucha de los sin tierra y de los sin techo, los constantes conflictos gremiales por mejoras en las condiciones de trabajo y del salario, entre tantos ejemplos, no son otra cosa que una manifestación de esa lucha de clases que Natanson no ve o no quiere ver.
Lógico: sin lucha de clases, incluso, no puede lograrse ninguna transferencia de ingresos de un sector a otro, porque, sencillamente, nadie ni mucho menos los detentadores del poder económico ceden graciosamente sus ganancias.
Lo acotado de nuestra reseña nos impone sintetizar pero, es obligado decir que hay lucha de clases, además, en las enormes movilizaciones contrarias a la extracción minera a cielo abierto, en las luchas de los pueblos originarios por recuperar tierras y derechos que le han sido arrebatados por terratenientes y la oligarquía agro industrial, la vigencia del 82 por ciento móvil para todos los jubilados, la reversión de las privatizaciones, los tercerizados, los docentes de Santa Cruz, los judiciales de la  Pcia. de Buenos Aires, los médicos de la CICOP, los tareferos de Misiones, los camioneros, los petroleros, etc., etc., etc.
Es lamentable que un periodista, que dirige un periódico de la importancia de Le Monde Diplomatique, no vea esta realidad. Porque ya no se trata de manejar o no categorías teóricas de las ciencias sociales, sino tener la mirada despejada para ver los hechos que lo rodean y que como profesional de la comunicación debiera mirar de frente y sin prejuicios.

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