Un apoyo contundente a
Ese fue el sentir colectivo dominante de los más de 150 delegados
de organizaciones políticas,
provenientes de 35 países presentes en el Foro. Con los partidos invitados se
contaron alrededor de 600 delegados de más de 80 organizaciones y movimientos
de izquierda y progresistas de unos 30 países de América Latina, Europa, Asia y
África. La
República Bolivariana de Venezuela se convirtió en la capital
de la izquierda mundial y actuó como motor radicalización general, a veces por
convicción, otras en la declamación.
El trabajo en Mesas y Seminarios dejó abierto el debate que atraviesa
la realidad del continente y el mundo y a partidos y organizaciones políticas:
Reforma o Revolución. Capitalismo productivo (neokeynesiano, neodesarrollista)
o Socialismo del siglo XXI. Ser parte
del salvataje del capital con la pertenencia al G-20 o artífice del horizonte
del Alba. Las palabras de Chávez en el cierre dieron cuenta de esta disyuntiva
clave con el llamado, una vez más, a la V Internacional.
La amplitud de fuerzas que se dieron cita en Caracas, de
“izquierda y progresistas” da cuenta de la heterogeneidad del arco
participante. Sería imposible negar la importancia de la diversidad ideológica
y política para una de las tareas fundamentales de la etapa: lograr la mayor
confluencia de voluntades para actuar como Frente Antimperialista Continental y
Mundial y forjar el más amplio Bloque contra la guerra. Esta voluntad estuvo
reflejada en los 14 talleres temáticos, en el trabajo en las áreas de
migraciones, movimientos sindicales y sociales, pueblos originarios, seguridad
agroalimentaria, seguridad y narcotráfico. En las resoluciones del I Encuentro
de las Mujeres, el IV de las Juventudes, el Seminario sobre paz, soberanía
nacional y descolonización y el II Seminario sobre gobiernos progresistas y de
izquierda.
La tarea en comisiones habilitó
la palabra y los niveles de discusión y definiciones superaron el tono de la Declaración
Final. La
Asamblea del Foro se vio reducida a la lectura de las
síntesis de los talleres y Encuentros y saludos de fuerzas intervinientes y
figuras relevantes previamente anotadas. Un tiempo escaso para una
participación abarcadora. Cabe el recuerdo de los Plenarios de los primeros
años, sus polémicas, también en Plenaria,
para realizar enmiendas y aprobar la Declaración Final.
Distintas personalidades
asistieron al Foro, como la (ex) senadora colombiana Piedad Córdoba, la
guatemalteca Premio Nóbel de la
Paz , Rigoberta Menchú y el dirigente de la izquierda francesa
Jean-Luc Mélenchon. El papel que cumple América Latina en la recomposición de
fuerzas a nivel mundial quedó plasmado como un hecho objetivo. El Foro de Sao
Paulo ha sido parte de ese fenómeno. Su fundación, entre el 2 y el 4 de julio de
1990 tuvo como cimientos al Partido Comunista de Cuba y al Partido de los
Trabajadores de Brasil. Una respuesta de fortaleza en el marco de la debilidad
de una etapa defensiva de la clase obrera y los pueblos del mundo ante la
debacle de los países del Este y la Unión Soviética
y la contraofensiva imperialista. Afianzar ideas, la búsqueda de alternativas
políticas y de acciones comunes eran entonces prioridades.
Siempre
vivo, y recordado, -en este Foro también-, el lugar de Cuba, cuando mantuvo
casi en soledad las banderas del socialismo. Con la irrupción hacia fines de
esa década, de la Revolución
Bolivariana y del comandante Chávez, comenzaría a el ciclo
reaccionario al definir, con palabras de Rosa Luxemburgo el signo de la época:
Socialismo o barbarie. Cómo pasar a la fase ofensiva en el plano ideológico,
político y organizativo. Cómo afrontar el dilema de la transición, cuáles son
los valores, partidos, las vanguardias y los métodos, de la transición al
socialismo. Pendiente aún la tarea central: afirmar las bases de una
organización internacional, definida en la Revolución y el
Socialismo del siglo XXI, con la diversidad de las corrientes encolumnadas en
ese rumbo. En algunos casos, partidos y Frentes contienen en su interior esa
discusión. Esa tensión envuelve al Foro de Sao Paulo y allí el Foro tiene sus
límites.
Chávez fue enfático al decir en el cierre de las jornadas:
“Pongamos sin temor la piedra
fundamental de la liberación suramericana, latinoamericana, caribeña y mundial.
El Foro de Sao Paulo ha cumplido hasta ahora una gran tarea en estos años, 22
años, pero tiene mucho más que hacer el Foro. Yo, por ejemplo soy uno de los
críticos, no del Foro de Sao Paulo, no, de los Foros en general, porque a veces
se habla mucho y se dice todo. La declaración que ha leído nuestro amigo Valter
Pomar, es como la agenda mundial. Ahí está el mundo, los problemas del mundo
contenidos. Ahora, una pregunta sólo para la reflexión, cuando nos vayamos de
aquí (..) ¿qué vamos a hacer para avanzar, aunque sea milimétricamente, en el
cumplimiento o en la lucha, en la batalla para transformar ese mundo que hoy
tenemos? Es una reflexión que siempre me permito hacer.
(..) Una vez aquí en Caracas en una reunión de partidos, en
el Guaraira, fuimos y entonces me invitaron a que yo les saludara y dije: “por
qué no creamos la V Internacional ,
bueno llámese como se llame. Es el foro de Sao Paulo, pudiera ser. Pero dónde
está la organización, dónde está el ejército? Ustedes saben mi formación.
¿Dónde está el comando, dónde está el plan de batalla? Yo quisiera verlo, el
plan concreto, científico, diría Carlos Marx”.
Efectivamente, no era la primera
vez. En noviembre de 2009, ante las delegaciones de cerca de 55 partidos de más
de 30 países en un Encuentro Internacional de partidos de izquierda, llamó a
edificar la V Internacional.
En aquel momento latía el golpe de Estado en Honduras, el despliegue de bases
militares en territorio colombiano, la amenaza de la
IV Flota de Estados Unidos. La crisis
capitalista había alcanzado una escalada mayor. A casi dos años, la crisis
acabó con gobiernos europeos. Un aluvión de “indignados” y juventudes ganaron
las calles, no sólo en Europa sino también en el corazón del imperio yanqui. En
el primer caso develaron el papel claudicante de las posturas conciliadoras de
las socialdemocracias y los progresismos, y también las falencias de las
estructuras sindicales y políticas de la izquierda tradicional. El imperialismo
arremetió en África, desangró a Libia e intenta caminos análogos en Siria e
Irán. A Honduras, se sumó como eslabón más débil de la cadena Paraguay y
Estados Unidos arremete contra los países del Alba y redobla sus ataques a
Venezuela.
La respuesta estratégica quedó planteada. La magnitud del
desafío también.
Desde Caracas, Adriana Albornoz, Cristina Camusso, Susana
Pérez Miquel
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