Mirando hacia atrás, una mayoría de la sociedad argentina no puede entender hoy cómo un personaje tan mediocre e inmoral como Carlos Menem pudo ganar dos veces la presidencia de la nación, la segunda cuando ya había consumado la entrega y destrucción del país.
Retrocediendo un poco más en el tiempo, a muchos resulta inverosímil que María Estela Martínez haya sido designada candidata a vicepresidente en 1973. No tenía ninguna calificación para ese cargo. Por piedad y buen gusto no cabe citar su currículum. Con todo, fue ungida en tan alto cargo con el 60,1% de los votos. Tras la muerte de Perón asumió la primera magistratura.
No se trata apenas de condenar a los elegidos. Se trata de conminar a los electores. También y ante todo, indagar sobre el sistema por el cual la sociedad elige a los gobernantes.
En esta edición de El Espejo hay suficiente material sobre la catarata de elecciones este año. Aquí basta con recordar ese pasado cercano y ominoso, e invitar a pensar en el futuro. Ya la sociedad ha descartado, con buenas razones, a varios personajes ostensiblemente incapaces y corruptos. Y prácticamente ha consagrado al elenco gobernante para que asuma en octubre próximo. A modo de registro histórico, vale recordar que la Presidente demoró hasta después de las Primarias para presentar su declaración jurada de bienes. Hela aquí:
El gráfico es del diario Clarín. Pero los datos son oficiales. Y, justamente, reflejan sólo lo oficialmente declarado. ¿Usted puede respaldar a alguien que en medio del desastre social argentino, desde el ejercicio del gobierno nacional, en 8 años aumenta su patrimonio en un 929% y pasa de atesorar 7,4 millones de pesos en 2003 a superar los 70 millones en 2011?
Si puede hacerlo, si encuentra justificaciones para optar de ese modo, sepa que es parte del problema. Nos inunda la corrupción, la inmoralidad, la desidia frente a lo inaceptable.
"Moral y luces, esas son nuestras primeras necesidades". Para cambiar de raíz la cultura y la política.
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