Opinión
Por Julio A. Louis
Se comprueba diariamente, que en
los países del Río de la Plata
la hegemonía pertenece al bloque dominante del gran capital. Para prevalecer
sobre otros una clase, un país, una etnia, un partido o una iglesia, necesita
dos instrumentos: la coerción y la capacidad de convencer, de penetrar con las
ideas y valores del sujeto dominante a los dominados (la hegemonía). La
capacidad de convicción reside parcialmente en el Estado, pero también en una
red de instituciones emanadas de la sociedad. El bloque dominante ejerce
directamente esa capacidad de convicción, pero es llamativo que los gobiernos
rotulados “progresistas” ya sea por actos de corrupción, debilidades ideológicas
o escasez de personal calificado, faciliten y contribuyan a esa hegemonía del
bloque dominante. Veamos algunos de los hechos recientes.
En Uruguay se anunció que la región y el país ingresaron en
estado de alerta contra posibles acciones terroristas de Hezbollah, detrás del
cual estaría Irán. El alerta -obvio-
proviene de Estados Unidos y/o de Israel, de la CIA y del Mossad.
Así, en tanto se prepara psicológicamente
a la población contra supuestos terroristas, entrenadores de las tropas de
elite de Estados Unidos enseñan en la Marina a combatir acciones
terroristas, con la aprobación del Parlamento. Sí, a iniciativa del Poder
Ejecutivo (José Mujica y el Ministro de Defensa Nacional Fernández Huidobro),
las Cámaras aprobaron por unanimidad el 9 de mayo, el ingreso durante un mes de asesores estadounidenses y material de
su Armada para instruir al Cuerpo de Fusileros Navales, merced a un trámite
urgente que confundió -al menos- a algunos legisladores del Frente Amplio.
Una vez más, el gobierno desconoce
el programa de la fuerza política que debiera representar, pues él se expide
expresamente contra las acciones del Comando Sur, patrocinante de esta
“instrucción” a la Armada. Las
instructoras son las “Fuerzas Especiales” (Seals, su sigla en inglés), participantes
en las intervenciones del imperialismo desde Cuba (1961). La autorización
uruguaya coincide con las declaraciones de la nueva Embajadora de Estados
Unidos exponiendo que su país ve como aliados en la región a Colombia, Chile y
Uruguay. Para el Presidente, el Ministro
y sus subalternos, tanto da que los instructores sean estadounidenses,
argentinos o de cualquier nacionalidad, desconociendo que estas misiones tienen
la función de ganar “la amistad” de militares y suministrar a los
instructores el conocimiento profundo de
nuestros pueblos, instituciones, costumbres, etc. Tal visita ha sido ignorada
por los medios de comunicación. Mientras que las denuncias hechas en el país y las provenientes de
frenteamplistas del exterior han tenido
repercusiones en la prensa y en la interna del Frente.
En cambio, otros hechos que
guardan relación con infortunadas declaraciones del Embajador argentino Dante
Dovena, han tenido enorme difusión. Reporteado por el semanario de derecha
“Búsqueda”, Dovena ha dicho que Tabaré Vázquez debe estar arrepintiéndose por
sus declaraciones, el haber pensado solicitar la ayuda de Bush en el conflicto
gestado en torno a la planta de celulosa de Botnia-UPM. Declaraciones infelices
e innecesarias por provenir de un representante diplomático, que debiera tener
en cuenta además que Vázquez se vislumbra como el próximo candidato del Frente
para un tercer período de gobierno. Agravadas por dudar de la veracidad de la
encuesta de la empresa “Cifra” -del politólogo Luis E. González- que
pregunta si se prefiere en el conflicto de las Malvinas, que Uruguay apoye a
Gran Bretaña, a Argentina o permanezca neutral. Las respuestas fueron de uno,
16 y 76 por ciento respectivamente.
Ellas reflejan la realidad de que el pueblo uruguayo no
ve con la óptica argentina el conflicto.
En la recepción de la Embajada argentina el 25
de mayo, Mujica abogó por descolonizar y “después vemos si las Malvinas son
argentinas o uruguayas”. Lo dicho provocó una carcajada, aunque después agregó
“porque todos los vínculos de ellas han sido siempre con Montevideo”. Un oyente
perspicaz tendría que reflexionar que hay un enfoque diferente sobre el tema,
reflexión que hubiera llevado al Embajador a no establecer otro juicio
innecesario, que al cuestionar la honestidad de la encuesta constituye una
interferencia. El resultado es que la oposición pide la comparecencia del
Canciller en las Cámaras para explicar su
actitud ante tales declaraciones y a su vez, figuras representativas del FA (la
diputada Laurnaga del PS) le han solicitado al Embajador que reconsidere sus
afirmaciones, evitando otro problema al gobierno, acusado de sumiso frente al
de Cristina Fernández.
Cuando entra en vigor el Tratado
del Pacífico -entre Chile, Perú, Colombia, México, al que han solicitado
adherirse Panamá y Costa Rica- parece elemental reflexionar. Este Tratado tiene
como promotor a Estados Unidos, como base a los Tratados de Libre Comercio que
esos países han firmado con la potencia del norte y como peligro a la amenaza
militar hacia dos direcciones: contra China
(la nueva estrategia norteamericana desplaza su centro de interés del
Medio Oriente a Asia y el Océano Pacífico); y contra el resto de América, muy
en especial, los países del Alba
(Ecuador queda rodeado) y los del Mercosur, especialmente el país más fuerte,
Brasil. Es grave que Uruguay dé señales contradictorias, con Unasur pero a la
vez, aceptando la “amistad” de Estados
Unidos; o que en Argentina, el gobierno tenga que abortar la inauguración de una base militar del Comando Sur de Estados Unidos en Resistencia,
Chaco, promovida por un gobernador del oficialismo, estratégicamente ubicada en
el aeropuerto y de la que ya se construyeron dos edificios.
¿No habrá llegado el tiempo de que las fuerzas antiimperialistas y de
izquierda intenten delinear perspectivas comunes, sentar bases firmes de
contra-hegemonía, utilizando el lenguaje de Gramsci?
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