El espacio que no ocupamos

Editorial

 Si hubo una cabeza pensante en esa carambola rocambolesca de la historia que fue el "modelo" (jamás definido por nadie, y que sólo tuvo nombre al iniciar su agonía), ésa fue la de Alberto Fernández.

Este pionero en la epopeya fundacional de Puerto Madero, fue puntal del primer equipo del candidato presidencial Néstor Kirchner, jefe de gabinete de ministros durante los cuatro años del primer ciclo matrimonial y de los dos primeros de la cónyuge favorecida por la resolución, precisamente, de esas dos personas: Néstor Kirchner y Alberto Fernández. No se trata de exagerar las condiciones del articulador del fenómeno. Pero ya se sabe: en el país de los ciegos....

 

El tema viene a cuento porque Alberto Fernández ha lanzado una nueva estructura electoral, denominada Partido del Trabajo y la Equidad (PTE). Es un acto casi desesperado de quien quedó fuera del círculo áulico. Pero tiene miga. Fernández trabaja oficiosamente con Daniel Scioli. Y minutos después del lanzamiento dijo que estaba con Moyano. El anuncio lo hizo por TN, lo cual también tiene su miga, aunque no es aquella con la que se atragantan en la Casa Rosada. Diez días después, un hijo del dirigente cegetista anunció que en 2015 apoyaría a Scioli si éste se presenta a la lid presidencial. Mientras se redactan estas líneas, Daniel Scioli corre tras una pelota de fútbol en su quinta del Tigre y Hugo Moyano, invitado al partido (al de fútbol), mira desde fuera del campo de juego. Scioli ya jugó un partido similar con Macri, semanas atrás.

Estos son los recursos, hoy, para articular tácticas y delinear estrategias. De esta manera se miden los talentos políticos -¡ay!- en la palestra de nuestro días. Allí reina Fernández; el desplazado, Maquiavelo a la medida de príncipes tales como Scioli y Moyano.

Panorama

Que nadie se burle: si no se los detiene, ocuparán todo el espacio correspondiente a la clase obrera, las juventudes y el pueblo argentino. Algún autor adelantó hace meses que Moyano marchaba hacia la formación de un pseudo Partido de los Trabajadores o, en la opción B, a ser la "columna vertebral" de un partido peronista en oposición al agónico Frepasocristinismo.

La opción no está todavía resuelta. Pero el plan está delineado con toda claridad. La Historia forja los personajes que necesita en cada momento histórico. En el terreno político de las encuestas y los planes de escritorio, la alternativa a Cristina Fernández es Daniel Scioli. En el terreno sindical, la alternativa a la adhesión oficial a "los gordos" (lo peor de la burocracia, el menemismo residual, los agentes del gran capital enquistados en aparatos sindicales), parece ser Moyano. Y allí están el Sr. Abal Medina en representación del Frepasocristinismo, frente a su antecesor Alberto Fernández, protojefe de un nonato partido de reemplazo. Sería grotesco si no se tuviese en cuenta el resto del mapa político actual. Pero basta observar para concluir que si la opción se limita a esos términos, el vencedor será el actual titular de la CGT.

En palabras de Moyano eso significa que "gobierne un trabajador". La sola idea espanta al gran capital y le hace buscar afanosamente otras variantes, mientras mantiene ésta como opción extrema. Pero ni los más optimistas ven a Macri como líder de las masas argentinas en situación tormentosa. Y algo semejante, aunque diferente, ocurre con Binner y su FAP adosado a la UCR.

Para ubicar esta disputa en su contexto, hay que decir que la sobrevida alcanzada por el oficialismo tras su letal derrota en 2009 no tiene la menor chance de prolongarse, aún con la nulidad en todo sentido que tiene en la oposición. Pero el hecho es que la crisis económica estructural ha vuelto por su fueros, se combina con el cataclismo del capitalismo mundial y augura que la ahora visible fragmentación del oficialismo se convertirá en completa pulverización, con un corolario inexorable: imposibilidad de las clases dominantes de continuar gobernando mediante el elenco actual.

Contendientes

Así las cosas, el verdadero combate político se dará entre las variantes del capital que irán de la extrema derecha explícita (Macri), hasta la derecha ambigua en sus formas pero más cruda en su contenido (Scioli-Moyano), pasando por un centrismo de inequívoca filiación contrarrevolucionaria patrocinado por la socialdemocracia internacional (Binner) y con el respaldo ya articulado del socialcristianismo internacional (para que no haya dudas: hoy, el papa Ratzinger -sí: el de la Santa Inquisición- y Angela Merkel con sus correspondientes operadores en el movimiento sindical y político local).

Ellos han comenzado a disputarse ya el lugar que no puede continuar ocupando el Fepasocristinismo y que las genuinas expresiones de los trabajadores, los estudiantes, los chacareros, los revolucionarios en el sentido más prístino de la palabra, no estamos disputando.

Cada uno debe saber cuál es su lugar en esta historia, que recién comienza.