Menos flores y bombones, más respeto y derechos

8 de marzo: Día de la mujer trabajadora
El pasado 8 de marzo las mujeres trabajadoras volvieron a estar en la calle, reivindicando su historia desde el género y desde la clase, esa historia que se ven obligadas a reafirmar cada vez con más fuerza frente al avance de la banalización y los estereotipos comerciales, y que brota cuando se organizan por mejores condiciones de trabajo o para frenar la violencia y la trata.
Rondaban las 16 horas cuando la Plaza de Mayo comenzaba a colmarse de carpas y banderas, de remeras violetas y verdes, de “tiendas”, fotos, carteles y pancartas con consignas a favor del desmantelamiento de las redes de trata, contra la precarización laboral y todas las formas de violencia hacia las mujeres. Ese había sido el marco propuesto por la CTA que junto a más de 30 organizaciones iniciaron la actividad acompañando la tradicional ronda de las Madres de Plaza de Mayo, para luego avanzar en la realización de una jornada que reunió a centenares de mujeres dispuestas a compartir experiencias y a debatir sobre la militarización y la ley antiterrorista, la crisis y su enfrentamiento, la necesidad de jardines materno-paternales en barrios y lugares de trabajo.

También hubo lugar para expresiones de solidaridad con mujeres haitianas, hondureñas, colombianas y saharauis, entre otras, que hoy se encuentran enfrentando y denunciando situaciones de abuso por parte de fuerzas de ocupación, paramilitares y por los propios ejércitos nacionales. Estas menciones hicieron recordar a las presentes que es parte constitutiva del movimiento de mujeres la pelea por la paz.

La jornada, concluyó con la marcha de miles de mujeres hacia el Congreso de la Nación en una clara demostración de la importancia que representa el tratamiento y la aprobación del proyecto de Interrupción Voluntaria del Embarazo, elaborado por la Campaña Nacional por el Aborto, Seguro, Legal y Gratuito.

He aquí el mejor homenaje y reconocimiento a las millones de mujeres que en el mundo han luchado y siguen luchando por igualdad de derechos y oportunidades, por decidir sobre el propio cuerpo y por mejores condiciones de vida.



Desde Capital, Carolina Ocar – CTA