El Espejo de Argentina y el Mundo

Año XX - Nº 226 (Segunda época)
Septiembre 2015

29 de marzo de 2012

Núcleos duros de la reproducción del modelo

Política habitacional y de suelo

Avanza el segundo período de mandato del neoliberal Mauricio Macri y los resultados de las políticas públicas urbanas, vis a vis con la evolución de las condiciones estructurales del mercado inmobiliario y de empleo/ingresos de la población, confirman a la gestión macrista como heredera de políticas privatizadoras y concentradoras que han transformado la organización económica, social y urbana de la Ciudad de Buenos Aires a partir de la década del 90 (el centro cívico en Barracas, los distritos especiales, la venta de inmuebles fiscales, las sub-ejecuciones de los programas sociales y de hábitat, las sobre-ejecuciones de la obra pública, etc .




Al primar la lógica de mercado, el acceso a la vivienda compromete fuertemente la capacidad de ahorro de las familias – la precarización laboral y los bajos ingresos de las mayorías son una realidad contundente, basta seguir los conflictos salariales o leer las estadísticas oficiales de empleo registrado. Por eso, en nuestra sociedad, que es capitalista, -como Mauricio es Macri- cuando dicha capacidad no existe .o se ve seriamente limitada, el problema de la vivienda se torna acuciante y el derecho, quebrantado.



El crecimiento de un mercado inmobiliario motorizado por la especulación, en el marco de la concentración creciente de la riqueza explica que, por ejemplo, exista en la ciudad un sólido mercado de viviendas de 500m2 o más, en buena medida ocioso (ahorro de los excedentes de la soja y afines). Como consecuencia de esa lógica especulativa, todos los precios, en propiedad y alquiler, se han elevado fuera del alcance del poder adquisitivo incluso del salario medio. No es extraño entonces que no menos de 108.225 hogares convivan con situaciones habitacionales deficitarias, villas que se han expandido en la forma más precaria, nuevos asentamientos urbanos, ocupaciones de edificios, hoteles pensión, gente viviendo en la calle.



Pero este gobierno local, también imprimió a su política urbana y habitacional, rasgos que le son propios y que marcan una nueva y preocupante cualidad de la etapa política general que estamos atravesando. En los últimos años, esos rasgos están vinculados, por un lado, con una firme decisión de debilitar o destruir los marcos institucionales y de legalidad originados, sostenidos y/o útiles para los sectores populares. Y por otro, con el despliegue de medidas represivas abiertamente ilegales que, en este marco neoliberal, son justificadas bajo el nombre de la “seguridad” (desalojos patoteriles con la Unidad de Control del Espacio Público (Ucep) del Ministerio de Espacio Público… que constituyen prácticas ilegales represivas que no debieran desligarse del análisis de otros procesos generales que se despliegan actualmente sobre nuestras cabezas como la aprobación de la Ley antiterrorista en diciembre de 2011, la represión en Santa Cruz y las puebladas mineras).

Ante las políticas urbanas de Macri, en este escenario, sólo la resistencia organizada de la población, como los distintos frentes que se han abierto en el territorio: movimientos socioterritoriales, cooperativas, delegados y entramados multiactorales de apoyo, lograron articular resistencias, ante cada avance. En el caso de la ley 341, por ejemplo, los cooperativistas afirman de manera unánime lo que ha sido un aprendizaje de la década, “a lo largo de todos estos años, al programa de autogestión de la vivienda siempre lo mantuvo vivo la organización y resistencia popular”. Pero la unidad alcanzada es aún insuficiente. Quizás estamos más dispersos.



Esta situación no es ajena a las políticas nacionales. Con su política de no intervención, asumiendo un rol subsidiario que ha liberalizado por un lado en forma creciente, el acceso al suelo, y su programa de “receta única” que en volumen de inversiones a través del programa Federal prioriza la ejecución empresarial. Por otro, y sumado ello, a la ausencia de créditos accesibles, el Gobierno Nacional, ha mantenido condiciones estructurales por las cuales la angustia de la vivienda se replica a lo ancho y largo del país para cientos de miles de familias.



La vivienda – la producción del hábitat popular- es un tema que este modelo no puede resolver de manera universal. Si no, remitirse a los ejemplos virtuosos de Chile (millones de familias con techo en ciudades invivibles) y México (cada vez menos Estado y más penetración capitalista, haciendo cada vez más evidente los vínculos “virtuosos” entre legalidad e ilegalidad en la reproducción ampliada del capital y su red de sustento político. Un territorio intransitable y violencia para las mayorías, como el pan de cada día).



Simultáneamente, vale recordar que a un año y 3 meses del episodio del Parque Indoamericano en la Ciudad de Buenos Aires, la respuesta más contundente de políticas ha sido la reforma de las estructuras de Seguridad, con la militarización del sur de la ciudad de Buenos Aires, en un cuadro donde la Gendarmería, la Metropolitana, la Federal, conviven de manera peligrosa, con el despliegue neoliberal del City Marketing por el Sur.



Enmarcando estas tendencias en nuestra Latinoamérica, el cuadro continúa siendo desafiante: las políticas de hábitat no han abandonado la vieja matriz subsidiaria de la obra pública y dinamizadora del capital. Millones de viviendas construidas con recursos públicos en Brasil – bajo el plan Mi Casa Mi Vida-, no alteran la lógica urbana que produce territorios extensos y de mayor exclusión. Los programas dirigidos por las organizaciones sociales bajo su control directo, ocupan presupuestos minoritarios y luchan contra la burocratización. Aún en los procesos de la Alternativa Bolivariana para los pueblos de Nuestra América(Alba), pese a los avances en normativa y sostenidos por el movimiento popular, en casos como Venezuela, con un articulado Movimiento de Pobladores, la disputa por la apropiación del suelo urbano y la producción habitacional continúa enmarañada en las viejas lógicas…es que el suelo urbano, en nuestra América, continúa siendo ese cinturón estratégico que dinamiza el despliegue del capital financiero en fuga hacia adelante de la crisis.



Los movimientos sociales, mientras, disputan su destino en este escenario altamente complejo y buscan los caminos de una construcción política superadora. La crisis es integral, civilizatoria. La producción del hábitat, es un núcleo duro de la reproducción del sistema capitalista. Porque cuando hablamos de ciudades, hablamos de vida cotidiana de nuestro pueblo, de su identidad, de su proyecto de Vida, de su futuro, del futuro de nuestros hijos, en cada territorio.



Por eso, más que nunca, desde nuestra realidad local, nacional y en el marco de Nuestra América, la necesidad de encontrarnos, que es encontrarnos entre millones… las organizaciones sociales, el campo popular, con nuestra Central de Trabajadores de la Argentina, en la construcción de un Movimiento político social y cultural de liberación, para transformar esta cruel e injusta realidad.



Desde Capital, María Carla Rodríguez.

Secretaria de Acción Social CTA-MOI

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